domingo, 3 de abril de 2016

Yo pensé que lo sabía...


Pensé que sabía lo que era que te rompieran el corazón, hasta que te fuiste dejando así un dolor profundo en mi alma, un dolor más fuerte, lo sé porque las personas que me dejaron en el pasado no me amaban de verdad, pero tu si me amabas...

Pensé que sabía lo que era sentir temor, hasta que esa noche de sábado escuche tus gritos de dolor acompañados de angustia en el viaje que estabas emprendiendo, ese temor cada vez que me decías que te dolía el corazón. Esa angustia cuando el doctor nos dijo lo débil que estabas.

Pensé que sabía el valor que tenía un abrazo, hasta que te di ese último abrazo en esa cama fría de hospital, ese abrazo donde en tus mejillas y las mías corrían las lágrimas de amor, que decían más que mil palabras, donde pude expresarte cuanto te amaba y lo mucho que te extrañaba en la casa.

Pensé que sabía lo que era el amor y perdón en el matrimonio hasta que vi a mi madre acercarse a tu cama, darle un beso y decirte descanse Miguel, mañana nos vemos, donde tu sonreiste... se lo mucho que la amas y ella te ama a ti. 

Pensé que sabía lo que era la paz plena hasta que te escuche orar en ese hospital, donde decías que Dios era tu pastor y tu fortaleza, donde cante con todo el corazón para ti, porque tú amabas adorar, donde te leí la biblia, lo que también amabas hacer.

Pensé que sabía lo que era la angustia hasta que empezaron a sonar esos aparatos en el hospital, donde la pantalla solo mostraba valores alterados que yo no entendía, mientras podía observar cómo se paraba tu corazón, donde un grupo de médicos me miraban con cierta preocupación , mientras me pedían que me retirara, y como me iba a hacerlo si yo no quería dejarte...

Pensé que sabía lo que era la amabilidad, hasta que una completa desconocida llego a abrazarme y darme palabras de aliento mientras esperaba tu diagnóstico...

Pensé que sabía lo que era clamar hasta que en ese baño de hospital de pedía a Dios que por favor no te llevara con él.

Pensé que sabía cómo aceptar la voluntad de Dios, hasta que ese 5 de marzo a las 5:50 de la mañana nos dijeron su padre se nos fue... Como iba a estar sin ti? Mi amigo, mi papá...

Pensé que sabía lo que era la fortaleza de Dios hasta que ya casi a un mes de tu partida al cielo, he visto la mano de Dios en mi vida y en mi familia, todos los días te recuerdo con cariño, a veces las lágrimas recorren por mis mejillas, cuando recuerdo tus risas, tus enojos, tus chistes, tus consejos... Sé que era el tiempo de Dios para su vida.

El único consejo que puedo dar es que valoremos a toda nuestra familia, es muy doloroso cuando alguno de ellos parte con Dios sin embargo tenemos la esperanza de que algún día les veremos.

Te veo en el cielo, papá.

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